Tras varios meses de negociación del convenio
de intervención social, se ha llegado a un preacuerdo. En la firma han
participado Gizardatz, CCOO y ELA, quedándose sin firmar LAB. Sin entrar a
valorar los contenidos de este preacuerdo, nos parece interesante realizar una
lectura general del contexto en el que se ha realizado esta negociación.
La
negociación del convenio se desarrolla en un contexto de recortes, reducción y
pérdida de servicios, programas y condiciones laborales y empleo. Esto no solo
significa una situación precaria para el trabajador/a, sino una pérdida de
calidad de los servicios que incide directamente en las personas con las que
trabajamos. Por lo que desde la propia administración, se da una situación un
tanto paradójica, puesto que por una parte se promueve un cuidado hacia las
personas en situación de exclusión social ofreciendo una serie de programas con
los que responder a sus necesidades y promover unas condiciones sociales más
favorables, pero por otro lado, podemos observar que estos programas reciben constantes recortes
que descuidan la finalidad de los mismos y desmejoran las circunstancias de las
personas.
Lo
misma ambivalencia podemos observar en el caso de la patronal y los/as
trabajadores/as, ya que ambas partes tienen como finalidad prioritaria ofrecer
una buena atención a las personas usuarias, pero vemos difícil hacerlo si cada
uno tira de un extremo de la cuerda
atendiendo a sus posiciones sin ver el mismo interés que les une. Desde
ahí entendemos la importancia de promover unas condiciones laborales de los/as
educadores/as, es decir cuidar a las personas que cuidan de otras y reconocer
su trabajo. Además la existencia de un convenio colectivo que asegure unas
condiciones de trabajo adecuadas también es una herramienta para
profesionalizar nuestro trabajo y para dotar a la educación social de la
categoría profesional que le corresponde y de la que muchas veces los/as
educadores/as sociales nos quejamos.
Así
mismo, creemos que es importante mencionar (además con cierto enfado), que
siendo trabajadores del tercer sector que nos caracterizamos por luchar
constantemente por los derechos de las personas, no somos capaces de luchar con
el mismo ahínco por los nuestros propios, por lo que a vista esta, la escasa
participación del colectivo en las diferentes movilizaciones, dando la
sensación de poco interés y poca implicación y participación. Cuando volvemos a
repetir que creemos que la negociación del convenio es un contexto óptimo para
luchar por nuestra profesión. Entendemos que existe cierto enfado hacia la
desinformación por parte de los sindicatos. Además en ocasiones da la impresión
de que cada sindicato tiene una lucha, sin tener en cuenta que nosotros
queremos (y es necesario) ir todos a una.
Por
ultimo señalar, como aspecto positivo, que la firma de este convenio recoge,
primero un blindaje a la reforma laboral de Rajoy y segundo el compromiso por
parte de las distintas entidades de no descolgarse del mismo. Sin embargo,
mencionar que ya existen determinadas entidades que se han descolgado de tal
convenio…
La
sensación con la que nos quedamos es que queda mucho por recorrer y que nuestra
profesión necesita a todos y cada uno de los educadores/as sociales para luchar
por su dignificación.
Isa y Marta (Educadoras Sociales)