sábado, 28 de septiembre de 2013

ALDARRIKATU : CONVERSACIONES COMPARTIDAS







Hoy hemos iniciado el curso en Aldarrikatu con una reunión de toma de contacto e iniciar el camino que nos propusimos en junio pasado. 

La verdad es que estábamos un poco perezosos y perezosas, sin embargo una vez más, nos hemos dado cuenta que en cuanto hemos empezado a  hablar de nuestro trabajo, de las distintas miradas , de las distintas formas de hacer, de como contrastar e intercambiar este conocimiento, el "subidón" ha sido inmediato.

Esto me ha recordado una de las conclusiones, entre muchas, de la investigación que hace unos años realizó la UPV que constataba el gran conocimiento generado a lo largo del tiempo en los equipos de intervención . Conocimiento que si bien era muy importante, para los y las propias profesionales y para el trabajo desarrollado, no transcendía no se hacía colectivo, no se ponía en relación ... y una de las razones principales  era la poca costumbre o ninguna de escribir, teorizar y compartir ese conocimiento ordenado .

También pensaba en lo difícil que se hace, envueltos y metidos en la marea cotidiana, encontrar un espacio y un momento para la reflexión, para compartir conversaciones, conocimiento, dudas, creaciones...... , esta dificultad nos lleva a perder el hábito de escribir, ordenar, debatir, crear.

Por esto creo que Aldarrikatu , nos  ofrece este espacio. Un espacio virtual para la reflexión , la escritura, la denuncia, la información , el conocimiento,  Y
un espacio físico para , la risa, el debate, la creación para todos y todas nosotras, que  inmersas en la cotidianidad del trabajo, de las organizaciones  y de la propia institución ,  nos encontramos compartiendo y generando  conversaciones y conocimiento

lunes, 23 de septiembre de 2013

LA PALABRA, LA PIEDRA Y LO INEFABLE EN LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN SOCIAL

Publicamos hoy otro artículo que nuestro prolífico compañero Cosme ha escrito para la Revista de Educación Social. Que lo disfruten. 


En los territorios de la Educación Social nos importan las historias. Las personas que acompañamos tienen una historia que puede ser contada y escuchada. En ocasiones la destreza de un educador social consiste precisamente en crear espacios y tiempos donde el sujeto pueda historizarse un poco; acompañar en el bordeamiento, el anudamiento y la re-elaboración de algunos pasajes y sucesos que dejaron una marca, una huella en la historia del sujeto.


Inventar lugares donde historizarse

LogoEventualmente se trata de cuestiones sobre las que la persona nunca antes pudo hablar-se, y que un buen encuentro con un educador social puede facilitar, hacer pasar, dar la palabra. En estos casos, la destreza del educador pasa por crear e inventar lugares, tiempos y espacios para poner en circulación algo de la palabra del otro que nunca antes fue dicho. 
Por ejemplo, en el trabajo con adolescentes suele ocurrir que los jóvenes no encuentren lugares donde poder hablar de lo que les pasa. No obstante sabemos que las adolescencias están atravesadas por un sufrimiento que no cesa de inscribirse (Brignoni, 2012). Ocurre que nadie les preguntó nada, nadie les dio la palabra, pero también sucede que en esta “la más delicada de las transiciones” (Lacadee, 2007) no es fácil para ellos confiarles a las figuras adultas sus secretos: Quien soy yo, qué quiero, cual es mi deseo. Por eso la educadora social que atiende a estos jóvenes debe darse un tiempo, que no es ni más ni menos que el tiempo subjetivo que cada adolescente necesita para ocupar su lugar de enunciación.


Sujetos del lenguajeLas historias se cuentan con palabras. Las personas estamos, de alguna manera, sujetas al lenguaje. Cada una de nosotras nos hacemos representar por nuestros significantes, por nuestra historia personal. Cada una de nosotras tiene una relación particular con la lengua en la que, en el mejor de los casos, está inscrita. A veces la relación es complicada, nos equivocamos, no todo puede ser dicho, y aparecen grandes inhibiciones para tomar la palabra y hacerse cargo de lo que uno dice. Hay ambigüedades en el lenguaje, equívocos y malentendidos que nos producen tremendas incomodidades y vergüenzas.

Se trata de la lengua, como un universo simbólico que nos precede, y a la que fuimos arrojados incluso antes de haber nacido. Y por esto, parte de la tarea educativa más temprana ha consistido siempre en cómo y de qué singular manera cada una de nosotras podemos apropiarnos del lenguaje, que es la lengua del Otro. Para algunas personas la relación con el lenguaje, con su palabra, es complicada. Algo no pudo anudarse bien. Y aquí radica el obstáculo, el nudo desecho, el hueso que hay que roer y atravesar para todo ser hablante, sin excepción.


Zonas oscuras en la historia: lo no dicho.
CiervosA veces nuestras historias nos hacen tropezar. Hay siempre algo que permanece velado, incluso para nosotras mismas. Por eso se dice que toda familia se constituye en base a un secreto, algo que no pudo ser dicho, hay algo inefable y radicalmente extranjero en cada historia familiar. Existen, por tanto, zonas oscuras, pasajes olvidados y velados que han quedado perdidos en algún lugar de penumbra y cuyo silencio produce gran malestar y sufrimiento. Esto, obviamente, tiene efectos ya que estamos atravesados por nuestras historias. El pasado no fue perfecto, no existe el pretérito perfecto. Por tanto, la historia, nuestra historia, esconde siempre zonas oscuras, agujeros desconocidos, manchas negras.

Es por esto que, como señala Violeta Núñez, en el campo de la pedagogía social, entendida como aquella disciplina pedagógica desde la que se trabaja en las complejas fronteras de la inclusión/exclusión, nos conviene orientarnos por lo que Giorgio Agamben ilustra en su texto “¿Qué significa ser contemporáneos?”.


¿Qué significa ser contemporáneo?Siguiendo la lucidez de Agamben, ser contemporáneo implica meterse con lo tenebroso de nuestros tiempos. Que la luz no nos ciegue, que la claridad no nos impida ver la oscuridad de nuestra época. Esto solo es posible si estamos dispuestos a discutir con los viejos paradigmas y no ceder ante nuestro propósito de contemporaneidad al que nuestra disciplina nos empuja. Nuestra historia, la de la Educación Social, nos convoca a ser contemporáneos en el particular sentido que Agamben otorga a este término.

“Contemporáneo es aquel que tiene la mirada fija en su tiempo para percibir no la luz sino la oscuridad. Todos los tiempos son, para quien experimenta la contemporaneidad, oscuros. Contemporáneo es, justamente, aquel que sabe ver esta oscuridad, y que es capaz de escribir mojando su pluma en las tinieblas del presente.”
Gato en redLos educadores sociales no hemos elegido la luz. La claridad es para otros, que se la queden. Nuestra elección es firme y justa, a saber, optamos por la oscuridad de nuestros tiempos. Por eso trabajamos en las grietas, en los márgenes y en las zonas de penumbra. Ser contemporáneo, como subraya Agamben, implica meterse con lo tenebroso de nuestra época. O si lo prefieren, en palabras de Violeta Núñez, estar dispuestos a habitar en las complejas fronteras y los enigmáticos territorios de la exclusión social.

En el campo de la desinserción social, se trataría pues de poder abrir un territorio de pensamiento sobre aquella dificultad del sujeto que se presenta como una incógnita, algo que se muestra inefable, indescifrable, pero que no por permanecer oculto opera menos. Abrir una dimensión a la pregunta sobre aquello que permanece velado tanto para nosotros como para la persona a la que acompañamos. Acompañar a que el sujeto enuncie su dificultad, su no saber sobre sí mismo.

No parece una tarea fácil. Efectivamente no lo es. ¿Por qué? se preguntarán ustedes. Porque los educadores también tenemos zonas oscuras. Decíamos que todos tenemos nuestros secretos. Todos tropezamos con alguna piedra, siempre hay por lo menos una piedra en el camino de cada uno de nosotros, como decía el poeta Carlos Drumond de Andrade en la coetánea Tentativa de exploraçao e de interpretaçao do estar no mundo.
“No meio do camino tinha uma pedra
Tinha uma pedra no meio do camino
Tinha uma pedra
No meio do camino tinha uma pedra…”

(Drumon de Andrade, 1997:196.)
Entonces, los educadores sociales tienen que saber algo sobre su propia piedra. Su dificultad. ¿Qué es lo que a cada una de nosotras nos hizo elegir esta profesión tan particular? Una disciplina que trata precisamente de las piedras de cada uno. Aquellos obstáculos que nos impiden avanzar y que en ocasiones nos hacen caer del otro lado del camino. Para poder conversar con la piedra del otro, uno debe antes haber aislado su propio hueso. De lo contrario, nuestra piedra estará siempre ahí, en medio del camino, incansable y muda.

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Notas1.- Para contactar: cosmesan@hotmail.com: tel. 620313855; Calle Zabala, nº 19, 2ºA. Bilbao, Bizkaia.
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Bibliografía:Drumond de Andrade, C. (1997). Antología poética. Rio de Janeiro: Editora Record (36ª).

Brignoni, S. (2012). Pensar las adolescencias. Barcelona: UOC.

Lacadee, F. (2010). El despertar y el exilio. Enseñanzas psicoanalíticas sobre la adolescencia.Madrid: Editorial Gredos.

Núñez, V. (2007). Pedagogía Social: un lugar para la educación frente a la asignación social de los destinos. Barcelona: Universidad de Barcelona.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Rescatando la historia y las historias de la educación social

Reproducimos aquí el artículo que nuestro compañero Cosme ha escrito para el último número de RES, la Revista de Educación Social. No os lo perdáis, y de paso, os invitamos a visitar la web de la revista y bucear por los artículos para empaparnos un poco de teoría de nuestra profesión,
¡Que no sólo de la práctica vive el educador!
 
Buena lectura y feliz comienzo de curso.
PD: Hemos añadido el enlace a la web de RES, está situado en la parte derecha del blog.
 
 
 
Las Misiones Pedagógicas durante la II República Española: la transmisión de los legados culturales en los territorios fronterizos de la Pedagogía Social14/jul/2013
Cosme Sánchez Alber, (1) Técnico en intervención social, Interabide Asociación Educativa
RESUMEN:
En la España de 1931 existieron las denominadas “Misiones Pedagógicas”. Manuel Bartolomé Cossío fue el principal artífice de las mismas. Manuel estaba en aquella época al frente de la Institución Libre de Enseñanza, y preocupado por el alto grado de analfabetismo, que se cernía como una gran manta de oscuridad sobre el entorno rural, impulsó la creación de esta empresa singular. En ella participaron María Moliner, Luis Cernuda o Miguel Hernández, entre otros. Su misión era acercar los libros a aquellos que no los conocían. Esta paradoja alberga algo de lo imposible de la tarea educativa. Una apuesta sostenida en la creencia de que hay un tesoro, el de la cultura, que podrá operar cambios para cada uno, sólo a condición de que exista un consentimiento; aprender las letras, la lengua del Otro. El siguiente artículo propone un breve recorrido de la experiencia realizada por estas Misiones Pedagógicas durante la II República haciendo especial hincapié en la figura y la función de los educadores sociales, la transmisión de los contenidos culturales y los marcos institucionales en territorios fronterizos.
PALABRAS CLAVE: Misiones pedagógicas, Educación Social, legados culturales, transmisión, lugares fronterizos, fragilidad social.

En aquellos momentos, hace mucho tiempo, los libros estaban sólo en las ciudades. En algunos de aquellos pueblos los libros no existían, o permanecían encerrados en las iglesias. En ocasiones había un solo ejemplar de la Biblia o de El quijote guardado bajo llave, como un tesoro. Nadie podía leerlo, pero estaba allí.

LibroLa apuesta de las Misiones Pedagógicas estaba sostenida en la creencia de que hay un tesoro, el de la cultura, que podrá operar cambios para cada uno, sólo a condición de que exista un consentimiento. Consentir en aprender. Para ello es necesario que existan educadores con un fuerte deseo, no anónimos, capaces de sostener esta apuesta pedagógica con nombres y apellidos. Una apuesta animada por el deseo de cada uno; El amor por la cultura y el deseo de transmitir los legados culturales. Pero, como sabemos, no sólo basta con desearlo. Es necesario interesar a las administraciones públicas en nuestra tarea. Abrir un hueco, un agujero, en el programa institucional. De lo contrario nuestros esfuerzos serán inútiles.


La reforma educativa en la España de la II República.
La instauración de la II República el 14 de Abril de 1931 tiene como caldo de cultivo un panorama institucional y político notablemente favorable a la introducción de cambios y propuestas a nivel educativo. De hecho, se produce entonces una de las primeras reformas educativas de nuestro país, a las que se irán sucediendo otras muchas, como nos vienen acostumbrando legisladores y políticos. Y que en la actualidad, como sabemos, se encuentra en proceso de deliberación y aprobación.
“La llegada de la República el año 1931 supuso un cambio muy importante en la forma de entender la cultura y la educación. Por primera vez, un gobierno incluye entre sus objetivos más importantes elevar el bajo nivel educativo y cultural de las clases populares. Numerosas personalidades -intelectuales sobre todo- comprometidas con el cambio que trajo el nuevo régimen, entendían que las elevadas tasas de analfabetismo eran la causa más importante del atraso de España; reducirlas sería una revolución.” (García Rodríguez, 2010: 2) Manuel Bartolomé Cossío
Es notable destacar el interés de un grupo amplio de intelectuales que encuentran en este periodo histórico el sustrato institucional idóneo para implementar la tarea educativa que pretenden. Es particularmente destacable el papel de Manuel Bartolomé Cossío, quien tardó más de 40 años en encontrar el contexto institucional propicio desde el que poner en práctica su proyecto de las Misiones pedagógicas. El apoyo institucional es indispensable; Hay que buscarlo. Recorrer las instituciones en la búsqueda de personas que puedan ser sensibles a una práctica educativa más humana, o bien, como le ocurrió a Manuel, saber esperar. Sostener su deseo, su apuesta pedagógica, con tozudez. Manuel trató de llevar a cabo esta empresa en varias ocasiones frustradas, pero no cedió. Supo aguantar durante más de cuarenta años, a la espera quizás de que se abriera un agujero, un lugar, una puerta… para meter el pie.
“No había conseguido España, hasta ese momento, superar las viejas estructuras que situaban a nuestro sistema educativo muy por detrás de lo que ya estaba siendo normal en el resto de los países que formaban nuestro entorno geográfico, social y cultural. Deficiente dotación de centros y material, escaso número de profesores, nivel de escolarización muy lejos de lo deseable, dificultades de acceso a los estudios medios y universitarios, alto índice de analfabetización, etc. eran las características generales que ofrecía la Educación en España.” (Navarro, 1935: 1)
ExposiciónJunto a estas características generales en las que se encontraba la educación reglada, en las escuelas, aparecen otras que se refieren a otro margen de la población española que ya había sobrepasado la edad escolar y que vivía en las zonas rurales, en el campo. El objetivo de las Misiones Pedagógicas es pues atender a la población rural, que se encontraba al margen y en cierto sentido excluida de los beneficios de la cultura. Y aquí radica la original propuesta que, al fin, pudo llevarse a cabo en estas Misiones Pedagógicas, con el objetivo expreso de “difundir la cultura general y la educación ciudadana en las aldeas, villas y lugares, con especial atención a los intereses espirituales de la población rural” como señala el artículo 3 del Decreto fundacional de las CineMisiones Pedagógicas, 1931. Su objetivo, como señalamos, era el fomento de la cultura, la orientación pedagógica de los maestros y la educación ciudadana de las gentes que viven en las zonas rurales más atrasadas, para transmitir, entre otros, los valores republicanos.

Estas Misiones fueron subvencionadas con fondos públicos e implementaron servicios de biblioteca, música, proyecciones de películas, teatro, museos ambulantes, exposiciones de pintura, cuenta cuentos, recitales de poesía y guiñol.


Los libros: una vía de entrada al mundo.
Hay en los libros algo particularmente revolucionario. Gabriel Celaya ya lo apuntaba cuando decía que la poesía es un arma cargada de futuro. En cierto modo, un libro es como una bomba, un artefacto a punto de estallarte en la cara. Cuando uno abre un libro, es el libro el que lo interpreta a uno. El que lee nunca está solo decía el psicoanalista francés Jacques Lacan. Hay en los libros algo inefable que abre territorios íntimos de pensamiento y apropiación de la cultura.
Leyendo“El libro de por sí es un ser viviente dotado de alma, de vibración, de peso. Su presencia se acusa ya antes de verle entrar, llama a la puerta, simplemente, de una casa donde no haya libros leídos, pensados, vividos (…) El libro existe de por sí, lleva su ser propio, tiene su hueco, su ausencia, tiene su amor. Y para aquel que lo recibe por primera vez, resulta de una tal conmoción, que trae un mundo lejano y misterioso que se hace propio, que se hace íntimo, una lejanía misteriosa que entra en la intimidad” (Zambrano, 2009: 179)
Tan solo hubo que esperar unos años para que muchos de estos libros ardieran como las nuevas brujas de la Edad Media en las hogueras de la Alemania nazi. Aquellos que deciden quemar los libros saben algo de su poder perturbador, deben de estar advertidos de lo que decía el conocido poeta español. Los que nos dedicamos a la educación también sabemos algo de esto, en nuestro caso conocemos el valor profundo de los textos y el lenguaje. Los libros, para nosotras, son una vía de entrada al mundo.


La misión: la transmisión de los legados culturales.
Hay en Pedagogía Social la misión de transmitir los legados culturales. Esta particular tarea nos sitúa en el lugar de aquellos que median entre la cultura y el sujeto educativo. Para que el educador pueda hacer pasar algo de la tradición y la cultura debe estar él mismo causado, es decir, que algo de su deseo, de su amor por la cultura, esté vivo. ¿De qué otra manera se puede pensar la tarea de la transmisión? Para ello, es necesario que el educador se haga cargo del mundo que le ha tocado vivir. Es una posición fundamentalmente ética.

EducadorComo plantea Herbart, la transmisión de los contenidos educativos necesita de un agente para que el destinatario de esta oferta pueda apropiarse de algo; aprender. Los contenidos educativos no pasan solos, necesitan de la figura, la presencia y los cuerpos de los maestros; los agentes de la educación. Los contenidos culturales son pues el nexo entre el agente y el sujeto de la educación. Hacen una función de bisagra, separan en tanto que unen, Educadorapermitiendo así instaurar la distancia necesaria entre educadores y sujetos de la educación; lo que conocemos como el vínculo educativo. Es necesario que existan personas capaces de sostener esta posición, que es al mismo tiempo ética y política. Por un lado está el deseo de educar, pero también está el hecho de amar lo que se enseña. De esta manera algo de este particular deseo de cada educador puede hacer posible que el otro aprenda. Uno no aprende solo, por esto es necesaria la figura del maestro, aquel que trata de acercar los contenidos culturales a aquellos que, quizás, los necesiten.
“El acto educativo como discurso supone entonces el establecimiento de un lazo social a partir de una oferta educativa por parte del agente y de la emergencia de una demanda o disposición de aprender por parte del sujeto. Este lazo social es lo que conceptualizamos como vínculo educativo, e implica la conjugación de tres elementos, que pueden esquematizarse a partir de lo que Violeta Núñez (2003) ha llamado el “triángulo herbartiano”, o triángulo pedagógico.” (Sanabria, 2007: 5)
Herbart plantea que entre el agente de la educación y el sujeto deben mediar los contenidos de la educación. Sin la apropiada articulación entre estos tres elementos los saberes quedan encerrados como los libros que no se pueden leer. El saber queda así encapsulado. No hay vínculo educativo posible entre el sujeto y el agente de la educación si no median los contenidos de la cultura.


La Pedagogía Social: fronteras y exilios.
La Pedagogía Social, entendida como aquella disciplina dedicada a pensar la Educación Social, sostiene gran parte de sus investigaciones en el trabajo a Lugaresdesarrollar, precisamente, en los contextos fronterizos y complejos de la inclusión y la exclusión sociales en nuestra época. Para ello, recurrimos a nuestra historia, a nuestro legado y a los patrimonios culturales, políticos y sociales que nos preceden y que pueden explicarnos en gran medida quiénes somos y de dónde venimos. Para nosotras es inevitable poder pensar en los espacios donde desarrollamos nuestra labor educacional: Es imprescindible atender a la lógica que subyace a los marcos institucionales, culturales y sociales en el campo de las fragilidades sociales en contextos de exclusión social y cultural.

Estos contextos y territorios fronterizos nos remiten a aquellos lugares que se sitúan a veces en los márgenes, más allá de las redes institucionales y regladas, en territorios complejos, en “lontananza” en palabras de la filósofa malagueña María Zambrano, quien también participó en estas misiones pedagógicas.María Zambrano

De la experiencia íntima del exilio sabía mucho María Zambrano. Su concepto del exilio como categoría explicativa del ser humano supone un imprescindible aporte para poder pensar en las nociones contemporáneas sobre la exclusión social. El exilio es, para Zambrano, la condición esencial del ser humano. Una condición dramática y marcada por un profundo e íntimo desarraigo de uno mismo. Ella nos muestra con gran precisión ese sentimiento de extranjería de uno mismo, de vacío, de no ser. El desamparo estructural que acompaña a toda vida humana.
“Arrojado de la historia actual de España, y de su realidad, ha tenido que adentrarse en las entrañas de esa historia, ha vivido en sus infiernos; una y otra vez ha descendido a ellos para salir con un poco de verdad, con una palabra de verdad arrancada de ellos. Ha tenido que ir transformándose, sin darse cuenta, en conciencia de la historia.” (Zambrano, 2009: 42).
NiñoLas fronteras también se conocen como territorios de nadie, curiosa expresión de nuestro acervo cultural que hay que tomar muy en serio en el trabajo con personas en el campo de las desinserciones contemporáneas. Lugares fuera del discurso, donde la civilización retrocede y no hay lugar para la construcción de ciudadanía. Lugares donde no existen ni tiempos ni espacios para que la tarea de la educación pueda germinar, acontecer, alumbrarse. Sabemos que la tarea de los aprendizajes culturales y la educación necesita de espacios y tiempos, construcciones discursivas que den un lugar y un tiempo al sujeto. No hay peor exilio que el de la lengua y la cultura. Para constituirnos como sujetos éticos y poder soportar la vida hay, pues, que entrar en el lenguaje.


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Notas
1.- Para contactar: cosmesan@hotmail.com; tel. 620313855; Calle Zabala, nº 19, 2ºA. Bilbao, Bizkaia


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Bibliografía
García Rodríguez, A. (2010). Las misiones pedagógicas en la II República: su incidencia en venta del moro y la meseta de Requena-Utiel. En línea en: enlace
Landriscini, N. (2010). La desinserción socio-laboral: una perspectiva psicoanalítica. En Blog Cuina Justa de la Fundació Cassià Just. En línea en : enlace
Navarro, C. (1990). "Misiones pedagógicas en la provincia de Cuenca (1933-1935)". En Cuenca. 35, 61-70. En línea en: enlace

Núñez, V. (2003). “El vínculo educativo”. En Tizio, Hebe. (2003). Reinventar el vínculo educativo: aportaciones de la Pedagogía Social y del Psicoanálisis. Barcelona: Gedisa.

Sanabria, A. (2007). "El vínculo educativo: apuesta y paradojas. El deseo de enseñar entre la función civilizatoria y el discurso universitario". En PARADIGMA, Vol. XXVIII, Nº 2, 197-210.
Zambrano, M. (2009). Las palabras del regreso. Madrid: Edición Cátedra.