domingo, 24 de febrero de 2013

"Oteiza. Vacíos abiertos a golpe de Cincel o la importancia de abrirnos en canal hasta ser habitables."



     No sé porqué, ni cuándo. Pero un día vino a mi... trataba de explicar la importancia de la escucha en la relación de ayuda. Trataba de poner imágenes, de describir, de llegar a tocar con las manos esa sensación de vacío, de atención plena, de interés, de apertura... y entonces llegó.
     La imagen de los apóstoles del friso de Aránzazu, esa gestualidad de seres de granito abiertos en canal, surgió ante mí. Apareció como una metáfora que cristaliza en sus fríos y acogedores contornos, la postura “necesaria” ante la otredad. Como un horizonte que revela ante nosotras la necesidad de un trabajo de construir-se un hueco (un vacío), que pueda ser regado por el aire, las palabras, el mundo que se nos abre delante de las carnes. Como la opción por regalar un lugar para ser habitado, un espacio que la persona pueda modular con sus contornos, en el que ubicar el espejo de sí misma, el eco de la voz que es, de la voz que está siendo.
     Me gusto, tras un primer deslumbre místico, adentrarme en la imagen y conocer (e imaginarme) el recorrido de las esculturas.
     Nacieron de la mano de un genio. De un ogro barbudo a golpe de cincel. Imagino cada empellón sobre la roca, cada descarga de rabia, de convicción, de necesidad, de obsesión por romper la piedra, por abrir el vacío, por dar la luz a un cuerpo que nunca la ha tenido.
     Me resuena de este rítmico “arar” del escultor, la primera luz de aquel horizonte proyectado en la mente de Jorge. Sin la visión de una necesidad, de una forma a perseguir (o en este caso de un vacio), no hay escultura. Y ahí está el giro del genio. Dejó de buscar la representación de aquellos semidioses (conocida y reconocida en sus mil variaciones), para hablarnos de aquello que nunca fue, de la paradoja, del desconcierto que sembró un dios pequeño en aquellos cuerpos que tuvieron que des-entenderse de sí para comprender la nueva verdad.
      Me gusta aprovechar esta imagen para entender la idea de que el vacío es fruto de un trabajo. Que nacemos como cuerpos sólidos, coherentes, enteros, y también informes, inacabados y con espacio para el reto, para otro tipo de luces a perseguir, de sueños.
     Me parece muy reveladora la claridad de que el vacío también se construye a golpes, quizá no de ogros barbudos (o si), quizá de silencios, tiempos, de constancia, de días de lluvia, y sobre todo de la necesidad de encontrarse con la luz, de abrir las entrañas a la vida, que es también y sobre todo la vida de una misma.
     Después de haber nacido de la mano genial, las esculturas estaban dispuestas para transformarse en friso. Y sin embargo, el PODER no estaba aún preparado para lucirlas como puerta de entrada para un recinto consagrado. La composición de Oteiza fue vetada por la autoridad, y las esculturas (los cuerpos vaciados) fueron abandonadas en una cuneta. Las imágenes de aquellas imponentes moles sobre el costado de las frías laderas, las lluvias y los tiempos de soledad, de desprecio, la dureza del ogro (la “bestiadesentir”) que se vive traicionado en su rumor más íntimo, no dejan de inundarme.
     Este avatar me hace pensar que camino del vacío no es un camino fácil, y sobre todo que no es un camino bien reconocido por el poder. Sin deseos de ponerme demasiado trascendente (no creo poder ser profeta en este tema), me llama la atención la importancia de las relaciones demasiado estructuradas (llenas de contenidos) en los espacios de acompañamiento. Veo y he visto crecer la necesidad de articular protocolos, preguntas, objetivos,... la necesidad de vestirnos y llenarnos de metodologías y seguridades.
     Abrir un espacio para la otra persona, abrirle un tiempo, un lugar, no es, hoy, una política muy reconocida de intervención social, no está de moda. Quizá por eso son muchos los proyectos que caen en las cunetas, por no poder ofrecer un espejo (o unos resultados) más bien vestidos para una época de números, para una religión de mercado que pide relaciones traducidas a cuentas de resultados.
     También es cierto, que en la tradición de los teóricos de “lo relacional” siempre la necesidad de abrir un hueco a la alteridad, a la otredad, es una constante que permanece, que resurge una y otra vez a través de la historia. La vida, con su obsesión reproductiva, es de una terquedad insoslayable y pacientemente termina por imponerse.
     Quizá por eso los apóstoles acabaron subiendo su rocosa cintura, sus cráneos informes, sus gritos mudos al cielo, a esa fachada en la que aún podemos verlos. Subieron los 14, dos más allá de la norma. Cuando le preguntaron Oteiza porqué 14, respondió que porque no cabían más y de nuevo nos dio la medida de lo sagrado, de lo más humano, que nunca podrá ser limitado a un burdo y simple número, a una burda y simple representación que se repite por los siglos de los siglos.
      Cuando Oteiza comenzó a desarrollar la idea del vacío, está ya había surgido de su propia intimidad, de sus recuerdos, de la mirada de un niño que, escondido entre rocas, miraba al cielo. Ya había nacido de su sangre ancestral en aquellos Crómlech que poblaban las montañas de su verde Euskadi y en los que reconoció también el vacío de tantos templos que fueron regando la cristiandad, (o la islamidad) con sus muros crecientes.
    Cuando Oteiza plantea la idea del vacío, cuando la trabaja obsesivamente desocupando sus cajas metafísicas, sus variaciones, cuando la analiza y la repite una y otra vez, a mí se me va la mirada, el ánimo, hacia esa necesidad de dejarse ocupar (y también de dejarse de ocupar y de preocupar) por ese hueco.

       Hoy me llega la imagen de sus 14 brutalidades, de esos 14 seres de granito que me ayudan a entender la necesidad de golpear, de seguir trabajando para hacer habitable el hueco que soy para otros, y sobre todo para mí mismo...


                                                                                                                                                             Raúl Castillo Trigo

miércoles, 13 de febrero de 2013

VIDA AL "SON" DE MÓVILES Y ARTILUGIOS VARIOS



vida al "son" de móviles y artilugios varios

Estos días escribía una amiga en el "feis" como había asistido al entierro de un vecino y su desolación, no solo por el hecho de la muerte (se había suicidado), sino porque nadie, al parecer, había  observado,percatado ¿hablado con él? que algo estaba pasando. En estos tiempos de las redes, que nos abren ventanas y puertas a todo lo que ocurre en el mundo al minuto 0, y sin embargo , no sabemos nada del vecino, de la compañera......

¡ enfín! esto me ha llevado a otra observación que vengo haciendo y que me molesta cada vez mas. Algunos ejemplos:  

Una reunión de trabajo . Esa reunión se puede interrumpir unas cuantas veces porque suenan móviles y lo que es peor, se atienden. 

Digo yo, salvo excepciones , somos tan onmipotentes, importantes, necesarios..... que tenemos que estar disponibles en todo momento, sin poder respetar una reunión y lo más importante, a las personas que estamos presentes?

Otro ejemplo: quedo con un amigo; compañera; vecino.... para charlar un rato, quizá porque no nos hemos visto hace algún tiempo o simplemente porque nos queremos contar algo o porque nos apetece y resulta que en ese rato, tenemos que interrumpir la conversación varias veces porque suena el móvil y por supuesto contesta, porque como además es un rato informal y seguro, menos importante que la llamada...

¿Tan difícil es apagar el móvil, mientras estamos hablando, cara a cara con alguien un ratito? y eso, cuando esa misma persona que te acompaña no está mirando de reojo constantemente el móvil. ipah ( se escribe así?), o lo que sea , no sé exactamente qué?

Y ya, otra reflexión que me hago es que, siendo tan importante la escucha en nuestra profesión - LA ESCUCHA- ¿es esta clase de escucha la que proponemos? ¿somos capaces de escuchar con todo el cuerpo, con la mirada, con los oídos, con todos los sentidos en el que nos habla? o ¿estamos pendientes de los múltiples artilugios de comunicación ¿? que tenemos alrededor, porque no podemos sustraernos por un rato de lo que pasa en el mundo virtual,  del que al parecer no nos podemos descolgar . Alguien me diría :
¡NO, QUE DICES! cuando estoy en el trabajo atendiendo a alguna persona, estoy como tengo que estar ¡SOY UN/A PROFESIONAL! 

Bueno, al final son hábitos de vida que vamos adoptando y que los llevamos a todas partes y lo puedo decir, por alguna experiencia que he "sufrido" con una profesional en su contexto de trabajo. ¡AL LORO!

educadora de la era analógica




sábado, 2 de febrero de 2013

DE TU PUÑO Y LETRA. SI NO EXISTES, NO TE VEN,....

 

...... Y SI NO TE VEN, NO EXISTES.


Estamos en el año de nuestro señor Jesucristo de 2012, necesito y buscamos una persona que nos pueda ayudar con un familiar enfermo. Asi que armado de inexperiencia en estas lides y con la proclama de querer hacer las cosas bien, inicio la busqueda.

La busqueda va bien y practicamente en un par de dias ya tenemos decidido que ese chico (a partir de ahora Iñaki) que nos ha gustado, seria la persona ideal para satisfacer nuestras necesidades.
Bueno, pensaba yo, lo dificil ya esta hecho. Pobre iluso.

Como soy educador social y buena persona en general, tengo que hacer las cosas bien, contrato de trabajo, un sueldo justo, un horario razonable, dias libres,... en fin, lo que se considera razonable en cualquier profesion. El sueldo no esta mal acorde al horario, dia y medio a la semana libre, ya esta todo decidido, ahora solo queda el contrato. Iñaki nos comenta desde el principio que esta en el pais desde hace un año y que no tiene permiso de trabajo, no pasa nada, yo me encargo, ire a donde sea y les diremos que ya esta todo arreglado, yo hago el contrato, pago la seguridad social, etc.
¿ Que problema hay ?, una persona sin trabajo, un trabajo vacante, disposicion a realizar los tramites necesarios.........., y asi que me voy con todos mis datos, mi ilusion y enseguida aparece el “arruinailusiones”, personas bien mandadas que suelen estar al otro lado de las llamadas ventanillas, ya hemos encontrado el problema: Iñaki es extranjero, no tiene papeles y le definen como ilegal.

No os voy a aburrir mas con todos los sitios a los que visite, aproveche los contactos que en estos años de profesion he conocido, area de inmigracion, caritas, cruz roja, gobierno vasco, ayto, en todos lo mismo, no hay manera la ley en esto es inflexible, yiene que tener tres años de residencia en el pais.

Yo, empecinado en que Iñaki trabaje, y de hecho empieza a trabajar como se suele decir “sin papeles” y de forma “ilegal”, pero siempre con la idea de que esto tiene que tener una solucion.

Dos meses despues, ya no se donde puede ir, asi que decido que un abogado amigo se encargue. El objetivo: hacer un contrato de trabajo.

Otro mes, me llama el amigo abogado y mas o menos me dice:

“mira majo, la cosa esta muy mal, yo te recomiendo que sigas sin contrato, que él me redactara una especie de documento, sin valor contractual, donde en caso de problemas con Iñaki, yo por lo menos pueda demostrar que le he pagado, que las condiciones no suponian una explotacion,.....”

Claro yo le pregunto que es eso de problemas con Iñaki, a lo que responde que puede tener un accidente en casa, que alguien denuncie la situacion, y que con ese documento firmado por ambas partes podria miniomizar las consecuencias.

Como es logico le pregunto por las consecuencias. A lo que riendo, me responde:

“a nivel judicial habria una sancion economica mas o menos asumible o a CONTRATARLE DE FORMA REGULAR COMO ESTIPULA LA LEY!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!.

                                                                                                  Fran. Educador de la calle.